martes, 5 de enero de 2016

El poder del hábito



Con motivo del año nuevo y de los propósitos de ser más saludables este año les voy a contar la historia de Juanita.

Juanita era una profesionista que no se distinguía por ser una persona ordenada y ese desorden repercutía en varios aspectos de su vida incluyendo su salud, sus finanzas personales y su carrera profesional. ¿A qué me refiero con que Juanita no era una persona ordenada?

Juanita se despertaba tarde siempre... Por lo tanto siempre salía de su casa corriendo y sin desayunar, llegando unos minutos (u horas) tarde al trabajo. En el trabajo compraba "cualquier cosa" para tener energía y empezar a trabajar. Cuando le daba hambre, compraba unas papas o cacahuates y un refresco y más tarde salía a comer al "food court" (generalmente alimentos altos en grasas y azúcar) y en grandes cantidades. Siempre tomaba un refresco de cola alto en azúcar y fumaba un cigarro para tener energía para la segunda parte del día.

Juanita salía tarde de la oficina por lo que no tenía tiempo para tener hobbies o realizar un deporte y sólo llegaba a su casa a cenar y descansar. Como Juanita no se distinguía por ser una persona ordenada, no tenía muchos alimentos en casa y definitivamente no tenía alimentos saludables como frutas y verduras por lo que llegaba a picar cualquier cosa (generalmente chatarra) y a sentarse frente a la tele hasta la madrugada, cosa que ocasionaba que al día siguiente se despertara tarde y cansada.

Juanita gastaba mucho dinero en comida ya que desayunaba y comía en la calle todos los días, incluidos fines de semana por flojera y falta de tiempo para cocinar, tampoco hacía ejercicio y fumaba y bebía alcohol.

Un día Juanita decidió dejar de fumar; ya estaba harta de gastar tanto en cigarros y de no tener condición ni para subir las escaleras de su edificio.

Sin querer, al dejar de fumar Juanita le bajó muchísimo al alcohol ya que sin haberse dado cuenta asociaba al cigarro con el alcohol.

Al notar que ahora ya tenía un poco más de condición (al menos para subir las escaleras de su edificio) decidió comenzar a hacer ejercicio: se propuso salir a caminar al parque de la colonia los fines de semana. Poco a poco Juanita empezó a hacerlo no sólo los fines sino también entre semana, posteriormente Juanita empezó a trotar, se inscribió a una carrera y se volvió corredora.

El ser corredora la hizo pensar en su alimentación: Juanita notó que si no comía bien no tenía tanta energía para correr o se sentía muy pesada por lo que comenzó a cambiar su alimentación: incluyó más frutas, verduras, y alimentos naturales. Sin notarlo, Juanita ya estaba haciendo un mercado semanal para tener los alimentos necesarios en su casa para comer y correr mejor. Juanita comenzó a desayunar en casa y a llevar comida al trabajo lo cual mejoró mucho sus finanzas personales.

El ser corredora también la ayudó a ser más organizada y a aprovechar mejor el tiempo: comenzó a ver menos televisión y a dormirse (y despertarse) más temprano.

Un año después, Juanita era una nueva persona... La nueva Juanita es delgada, saludable, deportista, organizada, ordenada, responsable en su vida personal, profesional y al manejar sus finanzas personales. En el trabajo se volvió una persona mucho más eficiente y logró un ascenso.

¿Cuál es la moraleja de la historia?

Juanita se enfocó en cambiar un solo hábito: dejar de fumar. Al enfocarse en cambiar un solo hábito, sin querer, poco a poco fue cambiando otros hábitos en su vida hasta convertirse en una persona mucho más saludable.

¿Tienen propósitos de año nuevo?

Seguramente si, todos los tenemos... Y generalmente estos propósitos son demasiados y abrumadores ocasionando que "tiremos la toalla" en febrero...

Mi propuesta es que este año se propongan mejorar UN solo hábito, y no sé... quizá el cambio de ese hábito consecuentemente los lleve a mejorar otros.

En el próximo post les daré tips prácticos para lograr un cambio de hábitos.

Referencia:

Charles Duhig. El Poder de los Hábitos

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