lunes, 25 de enero de 2016

El poder del hábito. Parte 2



En mi post anterior les platiqué la historia de Juanita, una persona común y corriente que tras cambiar UN hábito (dejar de fumar), poco a poco siguió cambiando otros hasta convertirse en una persona mucho más saludable.
En ese post les propuse implementar este año ese enfoque de cambiar UN solo hábito para que poco a poco fueran modificando otros.

En esta ocasión me dedicaré a compartirles herramientas prácticas para que puedan llevar a cabo ese cambio de hábitos.

Paso 1. Identifica la rutina

La rutina se refiere al comportamiento que quieres cambiar. Por ejemplo: pararte todas las tardes en el oxxo, camino a tu casa, a comprar un refresco y una bolsa de papas.

Este tipo de rutinas se dan debido a alguna señal, aquello que las desencadena, por ejemplo: aburrimiento, hambre, tristeza, entre otras.

Al final, las rutinas producen una recompensa, una sensación de control y bienestar.

Intenta identificar cuál es tu recompensa. Puede ser la comida en sí, distraerte temporalmente, o la energía que obtienes tras consumir alimentos dulces.

Paso 2. Experimenta con las recompensas:

Las recompensas son poderosas porque satisfacen los antojos.

Para saber qué antojos están conduciendo hábitos específicos, resulta muy útil experimentar con las recompensas. Esto quiere decir que en lugar de seguir el antojo de parar en el oxxo y comprar las papas y el refresco, hagan alguna actividad diferente como por ejemplo parar en un parque a caminar un rato, o hablarle por teléfono a  algún amigo (usando manos libres) o tomar agua o consumir algún snack saludable en el coche. La idea es que te des cuenta si en verdad lo que quieres es comer papas y tomar refresco o a lo mejor en realidad lo que quieres es darte un break del tráfico o distraerte.

Reflexiona cómo te sientes al haber cambiado tu rutina. Si puedes, anótalo y date 15 minutos. Si después de 15 minutos ya no sientes el antojo de papas y refresco en el oxxo, quiere decir que tu recompensa puede ser obtenida de una forma diferente.

Al experimentar con rutinas diferentes podrás saber exactamente cuál era la recompensa que esperabas tener.
Si lo que querías era distraerte no era necesario parar a comprar comida chatarra, puedes hacer cualquier otra actividad que te distraiga y que no te haga ganar unos kilitos.

Paso 3. Ubica cuál es la señal que desencadena aquella rutina poco saludable que quieres cambiar:

Para identificar esta señal escribe o reflexiona sobre lo siguiente cada vez que vayas a realizar aquella rutina durante tres días.

- ¿Dónde estás?
- ¿Qué hora es?
- ¿Cómo te sientes emocionalmente? ¿Aburrido? ¿triste? ¿enojado? ¿contento? ¿emocionado? ¿estresado?
- ¿Con quién estás? ¿con tus compañeros de trabajo? ¿con tus amigos? ¿solo?

Después de estos tres días de reflexión y observación, seguramente ya te habrás dado cuenta de qué es lo que está detonando esta rutina.

Por ejemplo: La rutina de parar en el oxxo  a las 5:45 pm a comprar papas y refresco camino a casa se da para distraerme del aburrimiento de estar en el tráfico.

4. Paso 4. Arma un plan!

Ya que identificaste todo lo anterior, puedes comenzar a cambiar esa rutina.

Ejemplo:

A las 5:45 pm camino a casa, voy a parar en un parque a trotar/caminar 30 minutos.

Recuerda que un hábito es una elección que hacemos de manera consciente hasta que en algún punto lo hacemos sin pensarlo todos los días.

Por eso al principio deberás poner una alarma o algo para recordarte a hacer esta nueva rutina en lugar de la anterior hasta que en algún momento se vuelva un hábito.

Este proceso puede tardar un poco, lo importante es que no se rindan y le echen muchas ganas.

Espero este post les sirva para modificar al menos UN hábito este 2016.

Referencia:
Charles Duhig. El Poder de los Hábitos


martes, 5 de enero de 2016

El poder del hábito



Con motivo del año nuevo y de los propósitos de ser más saludables este año les voy a contar la historia de Juanita.

Juanita era una profesionista que no se distinguía por ser una persona ordenada y ese desorden repercutía en varios aspectos de su vida incluyendo su salud, sus finanzas personales y su carrera profesional. ¿A qué me refiero con que Juanita no era una persona ordenada?

Juanita se despertaba tarde siempre... Por lo tanto siempre salía de su casa corriendo y sin desayunar, llegando unos minutos (u horas) tarde al trabajo. En el trabajo compraba "cualquier cosa" para tener energía y empezar a trabajar. Cuando le daba hambre, compraba unas papas o cacahuates y un refresco y más tarde salía a comer al "food court" (generalmente alimentos altos en grasas y azúcar) y en grandes cantidades. Siempre tomaba un refresco de cola alto en azúcar y fumaba un cigarro para tener energía para la segunda parte del día.

Juanita salía tarde de la oficina por lo que no tenía tiempo para tener hobbies o realizar un deporte y sólo llegaba a su casa a cenar y descansar. Como Juanita no se distinguía por ser una persona ordenada, no tenía muchos alimentos en casa y definitivamente no tenía alimentos saludables como frutas y verduras por lo que llegaba a picar cualquier cosa (generalmente chatarra) y a sentarse frente a la tele hasta la madrugada, cosa que ocasionaba que al día siguiente se despertara tarde y cansada.

Juanita gastaba mucho dinero en comida ya que desayunaba y comía en la calle todos los días, incluidos fines de semana por flojera y falta de tiempo para cocinar, tampoco hacía ejercicio y fumaba y bebía alcohol.

Un día Juanita decidió dejar de fumar; ya estaba harta de gastar tanto en cigarros y de no tener condición ni para subir las escaleras de su edificio.

Sin querer, al dejar de fumar Juanita le bajó muchísimo al alcohol ya que sin haberse dado cuenta asociaba al cigarro con el alcohol.

Al notar que ahora ya tenía un poco más de condición (al menos para subir las escaleras de su edificio) decidió comenzar a hacer ejercicio: se propuso salir a caminar al parque de la colonia los fines de semana. Poco a poco Juanita empezó a hacerlo no sólo los fines sino también entre semana, posteriormente Juanita empezó a trotar, se inscribió a una carrera y se volvió corredora.

El ser corredora la hizo pensar en su alimentación: Juanita notó que si no comía bien no tenía tanta energía para correr o se sentía muy pesada por lo que comenzó a cambiar su alimentación: incluyó más frutas, verduras, y alimentos naturales. Sin notarlo, Juanita ya estaba haciendo un mercado semanal para tener los alimentos necesarios en su casa para comer y correr mejor. Juanita comenzó a desayunar en casa y a llevar comida al trabajo lo cual mejoró mucho sus finanzas personales.

El ser corredora también la ayudó a ser más organizada y a aprovechar mejor el tiempo: comenzó a ver menos televisión y a dormirse (y despertarse) más temprano.

Un año después, Juanita era una nueva persona... La nueva Juanita es delgada, saludable, deportista, organizada, ordenada, responsable en su vida personal, profesional y al manejar sus finanzas personales. En el trabajo se volvió una persona mucho más eficiente y logró un ascenso.

¿Cuál es la moraleja de la historia?

Juanita se enfocó en cambiar un solo hábito: dejar de fumar. Al enfocarse en cambiar un solo hábito, sin querer, poco a poco fue cambiando otros hábitos en su vida hasta convertirse en una persona mucho más saludable.

¿Tienen propósitos de año nuevo?

Seguramente si, todos los tenemos... Y generalmente estos propósitos son demasiados y abrumadores ocasionando que "tiremos la toalla" en febrero...

Mi propuesta es que este año se propongan mejorar UN solo hábito, y no sé... quizá el cambio de ese hábito consecuentemente los lleve a mejorar otros.

En el próximo post les daré tips prácticos para lograr un cambio de hábitos.

Referencia:

Charles Duhig. El Poder de los Hábitos